Marisa rompe aguas y sola se dirige, como es normal, al hospital más cercano, no se puede ni imaginar el trato que recibirá durante el parto.
Es un cortometraje que impacta desde la entrada de Marisa en el hospital y que se debe interpretar como una crítica a los recortes sufridos en Sanidad que, lamentablemente, hoy en día son un tema de actualidad que se ha convertido en un problema tan grave de nuestra sociedad que merece la lucha de tod@s.
El equipo responsable del mismo declaró que la idea surgió a partir de la realidad observada durante la visita realizada a la abuela de uno de ellos en el hospital en el que ésta se encontraba ingresada. Evidentemente, esta situación ha sido exagerada y bajo mi punto de vista, no sólo deberíamos preocuparnos por dichos recortes tras ver el cortometraje (sin restarles importancia) sino que también deberíamos reflexionar sobre la situación en la que nos deja a los trabajadores el desarrollo de las nuevas tecnologías. ¿Cuántos han perdido su puesto reemplazados por máquinas? ¿No somos atendidos cada vez más por máquinas que por personas? Puede que, como ya he comentado, se trate de una exageración pero no es una locura pensar que nuestra vida sociedad se dirige hacia dicha situación.
LA MÁQUINA Y EL HOMBRE
ResponderEliminarPara algunos, las máquinas sustituyen al hombre y son la principal causa del desempleo. Pero la historia desmiente a estos pesimistas.
Este corto tiene como tema principal ver el uso de la tecnología en la vida diaria y tal vez como nos ha transformado y nos ha deshumanizado.
Podríamos preguntarnos
• ¿Qué pasará en el futuro?
• ¿Tendremos profesores, oficinas sin empleados, fabricas sin empleados?
• ¿Realidad o ficción?
Las máquinas a lo largo de la historia han servido al hombre de muchas maneras, aunque cada vez no estemos volviendo más perezosos.
Para disfrutar y reírse un rato, no dejad de ver a Jaques Tati en Mon Oncle, que trata este tema de la tecnología.
ResponderEliminarUn poco más serio. El debate entre los tecnófilos y los tecnófobos no es nuevo. Desde que la humanidad inventó la manera de matar mejor se ha cuestionado la mejor manera de poner límites al avance imparable de la tecnología. Diversas distopías nos alertan de los peligros que nos aguardan si no tomamos en serio la tarea de trazar una línea y señalar hasta dónde, La bioética nace con esa responsabilidad, porque la vida y la muerte dependen de ello.