THE BLACK BOX
Una historia sencilla, de una chica “infantil y fantasiosa”. No sabemos exactamente su edad. Desde el primer momento empatizamos con ella, cuando se nos presenta con apenas unos añitos, de niña, enfrente del televisor, aprendiendo qué son las cajas negras de los aviones. La voz casi completamente en off hace que nos haga sentir intimidad, casi como si estuviésemos penetrando en sus pensamientos.
Y esta historia la podría contar también su caja negra, que
tanto atesoró y que redescubre al cabo de un tiempo. Una historia que se
plantea en principio borrar, eliminar y dejar para ella sola y que así, como
llegamos a temer lxs espectadorxs, se perderá para siempre en el olvido. Ningún
registro quedará de todas aquellos momentos que son tan tiernos, divertidos o
evocadores que vivío una vez, a solas o con su entorno.
No. Nos negamos al ver sus intenciones y agradecemos la
presencia de ese mendigo y ese crío que juega en la calle y que, seguramente,
no sabrían apreciar el valor de ese tesoro.
¡Ufff…! Salvada. Se lo ha replanteado. La caja se queda. Y
es que a nosotrxs nos da igual que en algunos de esos videos ella aparezca
calva, con unas gafas horribles o haciendo tonto mientras fuma hachís. Porque
es parte de su historia, porque nos gustaría que un testimonio como ese quedase
de cada una de nuestras vidas, a través del cual se nos pueda recordar y
conocer tal cual somos o éramos…
Y sentimos esto, extrañamente, a pesar de que las imágenes
que ahí se guardan no muestran una chica peinada, maquillada, con un atuendo
cuidado y a la moda o un cuerpo esculpido y atlético, atractivo sexualmente (según
los estereoyipos creados por el heteropatriarcado, claro está). Algo se nos
hace raro. ¿No se borran las fotos en las que no sales “guapa”, con una pose
propia de una modelo del InStyle?? ¿Los videos en los que apareces con unas
“pintas” pasadas de moda, haciendo el payaso,disfruntando “como una enana”? -Nota: el personaje que amenaza con "adentrarse" en lo más profundo de su vida, de su más auténtico ser y profanarlo es un diablo (masculino) medio sátiro con poca ropa y, seguro, muy malas intenciones...
Y es que nuestras fotos más divertidas, las grabaciones que
nos muestran más auténticas y, en general, tal y como somos no concuerdan con
los modelos femeninos que se nos muestran en los medios: cine, publicidad, televisión… Y eso nos hace
sentirnos frustradas. Pero en este corto la protagonista no se siente
avergonzada de mostrarse tal y como es, infantil y fantasiosa, o tal como era,
tal como vivía , vestía, actuaba y se mostraba, Porque, al fin y al cabo, tal y
como comprendemos a través de sus reflexiones, es la forma en la que se nos
recordará, apreciará y amará.
En resumen; ser sinceras con nosotras mismas y tomar el
control de nuestras vidas, asumiendo cómo somos (por dentro y por fuera) y cómo
hemos sido, a pesar de eso no sea lo que la sociedad heteropatriarcal nos dicte
de formas más o menos sutiles, es lo que nos hace fuertes y empoderadas.
Me parece un buen ejemplo, cercano a la realidad, que por
fin refleja imágenes de una chica normal y verdadera y a través del cual las
mujeres pueden percibir que lo importante no es sólo cuadrar y cumplir los
estereotipos y clichés establecidos para la mujer.
Qué buen comentario con el que abres esta entrada, Elena.
ResponderEliminarA mí brevemente me gustaría hacer referencia a la importancia de la realidad subjetiva de la protagonista.
Estoy harta de oír que la realidad son hechos que se pueden constatar de manera objetiva y que las mujeres cometemos el error de interpretar los hechos desde las emociones... pues yo creo que la realidad es lo que cada una/o vive. Creo que era Bergson el que venía a decir algo así como que los recuerdos se nutren no solo de lo que se puede constatar con hechos reales sino también de las vivencias personales. Creo que la realidad es esa superposición que se produce cuando se suman distintos planos: lo que todo el mundo percibe, lo que cada uno de nosotros sentimos y lo que ponemos de nosotros en cada situación o vivencia. Pienso que reducir nuestra realidad a lo tangible es verdaderamente decepcionante y empobrecedor.
En este corto la protagonista muestra su realidad al alcance de la mano: no la oculta, no la rechaza sino que la acepta y la enriquece. Hay un diálogo perfecto entre lo que se documenta y lo que se imagina. Me encanta esa idea.
Qué profundas reflexiones compañeras! Yo también creo que con este corto la autora pretende transmitirnos la importancia de asumir nuestro pasado, con sus luces y sus sombras, como base para afrontar y disfrutar del presente. Sólo cuando somos capaces de sonreír ante nuestros complejos, fobias y errores de antaño estamos en mejor disposición de encarar lo que nos va planteando la vida.
ResponderEliminarCon el tiempo tendemos a idealizar el pasado "...como a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor..." recogía Manrique en sus Coplas. La memoria es selectiva y hay recuerdos y experiencias que parecen "borradas" de nuestro "disco duro", pero que, ante un desencadenante -las viejas cintas de video en el corto- vuelven al plano consciente y las reinterpretamos desde una perspectiva enriquecida por la experiencia.
Tengamos localizada nuestra particular "caja negra" que atesora nuestro más rico bagaje, nuestros recuerdos. L.S.L.
La verdad es que tanto con la entrada como con los comentarios me habeis hecho reflexionar muchísimo. Voy a ser más breve y quizá menos profunda. La verdad es que lo de tener tu propia "caja negra" me parece una idea estupenda y sobretodo el hecho de que en esa "caja" no sólo deben aparecer las imágenes en las que salimos "perfectos", todas las imágenes forman parte de nuestra vida y está claro que si queremos que la gente nos conozca no sólo podemos presentar la parte que más nos gusta, somos como somos y es importante saber que incluso el video o foto "más horrible" pertenece a un momento de nuestra vida, seguramente un momento que merece la pena recordar y que te hizo feliz de algún modo puesto que en su día decidiste plasmarlo. Creo que esto es algo que tenemos que tener siempre presente, estar orgulloso de uno mismo pase lo que pase.
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