Este cortometraje (ganador del Goya 2011 al mejor corto de ficción) tiene como protagonista a una niña que espera ilusionada los regalos que ha pedido en su carta a los Reyes Magos: una muñeca, un cochecito con capota y sombrilla de color rosa para pasear y que vuelva su mamá (en coma en un hospital). El corto transcurre con un ritmo lento de miradas tristes y silencios en un entorno humilde. De la inocencia de la niña y de su posterior actitud de no aceptación de la realidad, despertará una capacidad para imaginar los regalos que ansía (no el material escolar que "necesita") y de cuya existencia convencerá a sus amigos (porque en América sí que hay personajes que pueden ser invisibles o no, y como lo han visto en la tele...). La directora busca mover nuestra sensibilidad de principio a fin, con momentos de gran tensión emocional, como cuando la niña corta la anguila y dice: "éste para mamá", o cuando busca los regalos y pregunta: "¿Dónde está mamá?... ¡No he hecho nada malo, soy una niña buena!", o cuando los niños reúnen dinero para comprarle otra muñeca invisible y van a su casa para entregársela, o la mirada reflexiva del padre al final del corto, después de pelar una de las tres manzanas que ha colocado sobre la mesa, mientras contempla un río en calma a través de la ventana.
Este corto es muy apropiado para tener en cuenta durante las vacaciones de Navidad. Me gusta la capacidad de sobreponerse a la realidad desagradable mediante la imaginación y la ilusión, algo propio de las protagonistas femeninas en tantas obras. Cuántas veces nos habrá salvado la fantasía de caer en la tristeza, en la depresión... La duda: ¿la imaginación es una solución habitual en nosotras o es compartida con los chicos? yo diría que no es únicamente nuestra, pero es más frecuente entre chicas ¿Cuál es la solución frecuente entre hombres? La niña se muestra feliz al final; el padre no parece saber salir adelante...
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